Llevo 11 años, 6 meses y 12 días viviendo en el Escorial y hasta ayer no escuché el carrillón que a las 12 de la noche toca las campanas desde el Monasterio.
No es que yo pare poco en casa o que desde dentro de mi casa no se oiga (que no se oye) simplemente que nunca me había parado a oírlo y ayer fue el día.
Sacando a la perra de mi hermana (a la perra no a mi hermana) fumándome un pitillo bajo la luz de una luna casi llena, empezaron a sonar las campanas.
Y me dio por pensar, ¡tanto tiempo en el Escorial y nunca me había parado a oírlo!
Y llegué a la conclusión de que es casi seguro que me estoy perdiendo momentos como estos por no pararme y fijarme en los detalles, por no oler el viento cuando sopla o por no mirar los arboles por la mañana.
Así que he decido que las prisas no son buenas, que voy a disfrutar cada momentito con sus peculiaridades y que voy a observar más y a hablar menos......
Por que esos detalles, pueden hacer que un día chungo acabe siendo un día menos chungo.
martes, 25 de marzo de 2008
Detalles que cuentan
Etiquetas: historias
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1 comentario:
uy, pao, q bonito ... ;-)
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