jueves, 10 de noviembre de 2011

recuerdos de juventud

El otro día recordaba con mi mejor amiga, cómo nos comportábamos cuando estábamos pedo...
La verdad es que hace mucho que no me agarro una tajada lo cual significa que me hago mayor y cada vez aguanto menos el alcohol y mi cuerpo tarda más en recuperarse de un sarao.
Antes era capaz de salir un viernes, pillarmela doblada, recuperarme y volvérmela a pillar el sábado.... recuperarme el domingo y empezar la semana como si nada hubiera pasado.
Ahora, si se me va la mano con una copa, al día siguiente estoy que me quiero morir, me agarro al spidifies como si fuera mi mejor amigo y dejo que pasen las horas tirada en un sofá con una manta como si fuera un enfermo al borde del abismo...

La cuestión es, que cuando eramos mozas y estudiabamos y teníamos una mísera paga para pasar el fin de semana, eramos capaces de estirar tanto las pesetas (si, eran tiempos de pesetas) que nos pillábamos nuestro pedo el viernes y el sábado y volvíamos a casa con ahorros.
Y nos chuzábamos de una manera muy graciosa, nunca nos dieron pedos llorones ni vomitones ni de mal rollo.... nos entraba el subidón, nos poníamos a bailar como poseídas y lo mejor era ir al parque a pegar brincos en los columpios como si el mañana no existiera.

Ahora, que lo pienso.... a los vecinos del parque no creo que les hiciera ni pizquita de gracia que dos gansas se pusieran a pegar botes en los columpios a las 4 de la madrugada.

Nuestros pedos eran otra historia, no nos daba por pegarnos ni por romper el mobiliario urbano ni por liarla parda.... eramos jóvenes sanas, chuzas pero sanas, no como ahora que por media de pipas se lían a mamporros.